El desperdicio de alimentos es un problema que afecta a toda la sociedad, pero en especial al sector de la restauración. La FAO (Food and Agriculture Organization) estima que 1.300 millones de toneladas de comida se desperdician anualmente a escala mundial, lo que significa que una tercera parte de los alimentos que se producen se pierden o se estropean. 

La reducción del desperdicio de alimentos es un tema que cada vez está ganando más tracción, con representantes tan notables como Joan Roca o Elena Arzak. En un restaurante supondría una mejora considerable de la rentabilidad económica del negocio, además de aportar nuestro granito de arena a la sostenibilidad del planeta. A continuación te presentamos algunos consejos para reducir el desperdicio en tu restaurante:

  • Planificación y control de existencias: para evitar el desperdicio, los pedidos deben realizarse de acuerdo con el volumen de clientes que recibe el establecimiento, y hay que tener pleno conocimiento de qué alimentos se tienen en stock. Para facilitar esto, es recomendable tener una lista detallada de todos los productos en disposición y la fecha de caducidad de los mismos. Este control de existencias se puede realizar informáticamente con hojas de cálculo y programas de gestión de bases de datos CRM.
  • Almacenaje óptimo de los productos: otro punto esencial es garantizar la conservación y el buen almacenamiento de los alimentos. Es recomendable optar por la compra de productos contenidos en envases pequeños para evitar tener productos abiertos durante mucho tiempo. Hay que facilitar la rotación de los alimentos, utilizar técnicas como la congelación o el envasado al vacío y respetar la cadena de frío de los productos.
  • Adaptación al cliente: es de gran utilidad identificar qué alimentos los comensales no consumen completamente, y así reducir aquellos ingredientes que se terminan tirando. Por ejemplo, si se identifica que la mayoría de clientes no se terminan todas las aceitunas que se sirven de entrante, se puede reducir la cantidad.
  • Reciclaje y reutilización de los alimentos: y por último, con la comida que no se consumirá, se puede ofrecer a los clientes la opción de llevársela a casa. Esto es interesante, ya que el packaging para llevar se puede personalizar y así reforzar la presencia de nuestra marca. Finalmente, también se pueden dar productos a organizaciones benéficas y a bancos de alimentos.